Basada en la historia real de los Peaky Blinders, una banda criminal activa a finales del siglo XIX que tomaba su nombre por esconder una cuchilla de afeitar en el borde de sus gorras, la serie de televisión producida por Steven Knight narra la ascensión del clan Shelby desde los barrios más pobres de Birmingham hasta las esferas de poder de Londres. Es una lucha por la supremacía que se entrelaza con la historia del Reino Unido después de la Primera Guerra Mundial.
En esta serie de televisión se muestra inicialmente el mundo de las apuestas en carreras de caballos, pero a medida que avanzan los episodios, los negocios del protagonista se expanden para abarcar otros ámbitos. Es una organización digna del sitio https://www.bet777.es/ donde es posible apostar como un auténtico Peaky Blinder pero con total seguridad.
Hablar de esta serie es relevante ya que aborda numerosos temas que siguen siendo pertinentes en la actualidad. No solo trata sobre apuestas y dinero, Steven Knight también quiso abordar el tema de la guerra y el papel de la mujer en esa época. Los actores seleccionados estuvieron a la altura de tal trabajo, gracias a su talento y dedicación mostrados en cada episodio.
Los entrelazados de la guerra
En Peaky Blinders, además del mundo financiero, se presenta un análisis detallado de la compleja situación política entre las dos guerras. Al comienzo de la última temporada, vemos a Thomas emergiendo como un nuevo miembro del Parlamento, ansioso por el poder pero enfrentándose a obstáculos imponentes. La amenaza del fascismo también se manifiesta en suelo anglosajón, personificada por Oswald Mosley, interpretado magistralmente con frialdad por Sam Claflin, el verdadero fundador de la Unión Británica de Fascistas. A través de chantajes sutiles, Mosley obliga a Thomas a alinearse con él, colocando a Shelby frente a una elección difícil: seguir la oportunidad de ganancia o enfrentar dilemas morales antes no considerados. Incluso un hombre sin escrúpulos como él se encuentra ante el peligro representado por el fascismo.
Peaky Blinders ofrece un fascinante retrato de cómo los ideales fascistas arraigan en diversos estratos de la sociedad: el resentimiento generalizado entre las masas trabajadoras explotadas y descuidadas por los sindicatos, junto con la clase privilegiada que adopta una nueva ideología para afirmar su superioridad. Las tácticas fascistas se desarrollan de manera paralela: Mosley se apoya en bandas criminales para controlar el territorio, forja alianzas políticas y comerciales, seduce al electorado con discursos atractivos pero engañosos, intentando eliminar a potenciales opositores al asociarse con los Peaky Blinders.
La importancia de la mujer
En el universo narrativo de Steven Knight, la atención no está exclusivamente centrada en los protagonistas masculinos, sino que destaca significativamente en los personajes femeninos prominentes. Esta decisión probablemente ha sido indicada también por Netflix, ya que esta plataforma valora mucho la igualdad de género. No es casualidad que muchas series de televisión con protagonistas femeninas hayan tenido éxito.
Volviendo a nuestra serie, en la cúspide de la organización se encuentran Polly y Ada, ambas figuras prominentes. Polly tiene la capacidad de influir en el curso de los acontecimientos dentro del negocio, siendo crucial en esta temporada crucial para mantener la unidad familiar, la cual se ve afectada por el conflicto entre Thomas y Michael. De manera similar, Ada actúa como un bastión moral para los Shelby, recordándole a Thomas sus errores y representando una figura cuya aprobación busca constantemente el líder de la familia.
El mensaje fundamental transmitido por Peaky Blinders es claro: la retórica del individualismo masculino carece de significado, siendo una ilusión que impide una evaluación equilibrada de la realidad. La sed de poder de Thomas, la ira descontrolada de Arthur y la ambición desmedida de Michael son contextualizadas y desmanteladas por las mujeres que los rodean. Lizzie, esposa de Thomas, es la única capaz de mantener su independencia de la autoridad de su esposo, estableciendo con él un acuerdo de apoyo mutuo.
Linda, la esposa de Arthur, exhausta por su comportamiento violento, amenaza con dejarlo, sumiendo al hombre en la desesperación. Esto destaca el juego del machismo como un ejercicio de poder arbitrario que pierde su eficacia una vez que las personas se apartan de él. Del mismo modo, los deseos de dominio de Michael encuentran realización únicamente gracias a los consejos y la iniciativa de su esposa Gina. Las mujeres, una vez conscientes de sus propias habilidades, determinan el destino de los hombres en la familia Shelby, influenciando el rumbo ya sea hacia el éxito o el declive de la organización criminal.