Samuel Parra Cruz, mejor conocido como Samo, es un cantante y compositor originario de Veracruz que comenzó su carrera artística desde muy joven, pero alcanzó fama internacional en 2006 cuando se integró Camila, el grupo de pop con el que disfrutó de grandes éxitos como un disco de diamante y cuatro nominaciones a los Latin Grammy en 2010; sin embargo, para conseguir un lugar en la industria de la música tuvo que enfrentarse a grandes desafíos.
En una entrevista con Gustavo Adolfo Infante, el músico reveló que a pesar de que su padre fue su primer maestro y quien le enseñó los fundamentos básicos de música, nunca estuvo de acuerdo con que se dedicara al mundo, por lo que tuvo que viajar solo a la Ciudad de México para buscar una oportunidad para demostrar su talento y la encontró en un programa de televisión.
“Llegué a Ciudad de México por un concurso, se llamó 'Valores juveniles', fue una puerta que se abría (…) me sabía pura música cristiana y no es todo, al llegar a Ciudad de México yo decía: ‘Vengo de cantar de la iglesia y me voy a trepar al escenario, me va a ver todo México’.
"Llegó a la Tapo y de ahí al Hotel Radisson a una audición, me impresionó muchísimo, llegas con muchos sueños y con esperanza de: ‘Me están esperando, seguro voy a llegar y les va a encantar’ y no, hay mucha gente que sueña igual que tú y que quiere un lugar, las mejores 100 voces de México estaban ahí”, recordó.
Samo relató que mientras duró el concurso no tuvo que preocuparse por los gastos, pues recibía una beca mensual y tenía hospedaje en un hotel de cinco estrellas; sin embargo, al ser expulsado del reality fue cuando comenzó el verdadero reto.
“Cuando salí del concurso, en la semifinal, estaba en el lobby del hotel con unos compañeros y les dije que me iba a regresar a Veracruz, en eso apareció una chica que no conocía, se llama Soraya Quezada, le agradezco muchísimo que se acercara, me dijo: ‘Samo, no te vayas, quédate en mi casa, te puedes quedar conmigo, pero no te vayas’. Fue un ángel que me ayudó a seguir”, contó.
El veracruzano detalló que se instaló en un departamento en la colonia Narvarte y mientras concretaba sus primeros proyectos tuvo que aguantar escasez, pues no contaba con el apoyo de su familia.
“Nunca estuvieron de acuerdo con mi carrera, nunca fue como de: ‘Te vamos a apoyar como cantante’, fue como de: ‘Si lo quieres hacer hazlo’, pero no es algo que hubieran querido para mi. Ahí empezó otro capítulo de mucha lucha, sin dinero, sin tener para comer”, aseguró.
Con el tiempo, la situación mejoró para Samo y obtuvo contratos para grabar jingles, coros para programas de televisión, incluso formó parte de una banda de Miami, pero su carrera tomó mayor relevancia al trabajar con Alejandra Guzmán y posteriormente al integrarse a Camila.
A pesar de que hoy en día, Samo tiene una sólida carrera como solista, reveló que su familia se mantiene al margen de su trayectoria, pues han sido pocas veces las que lo han visto sobre el escenario.
“Hace poco mis papás vinieron a la Ciudad de México a verme a un concierto, después de más 20 años de estar en esta ciudad, no me habían escuchado cantar”, confesó.