Roberto Cantoral y su esposa Itatí Zucchi vivieron uno de los romances más destacados de la industria del espectáculo, la pareja vivió este fuerte amor de forma casi privada, pero no hay duda que los sentimientos del cantautor quedaron plasmados en cada una de las a canciones de amor que le dedicó a su amada esposa, pues desde que se vieron por primera vez quedaron completamente flechados y pasaron su vida juntos viviendo enamorados, lejos de los escándalos a pesar de la fama de Cantoral.
Antes de conocer a Roberto Cantoral, Itatí tenía una vida muy activa en Argentina que es su país natal, Zucchi Desiderio nació en el año 1937, desde muy joven se interesó en las artes y decidió estudiar actuación y baile contemporáneo, era extremadamente buena en todo lo que requería condición física, tuvo también formación deportiva se le daba bien el Judo y le apasionaba, justamente gracias a su formación artística y deportiva es que coincidió con el famoso durante uno de sus viajes a Chile.
Armando Manzanero contó en vida que , la pareja se conoció en Chile y su enamoramiento fue prácticamente inmediato, la rapidez de su historia de amor es algo que continúa sorprendiendo pues según lo que el cantante reveló, tras solo nueve días de haberse conocido fue que decidieron casarse en ese país para después mudarse a México juntos.
Ya en el país, comenzaron su numerosa familia, tuvieron cuatro hijos, tres hombres, Carlos, Roberto y José, la menor y más famosa de todos es Itatí Cantoral, la pareja se mantuvo junta durante años, desde 1962 y hasta que desafortunadamente el famoso perdió la vida en 2010, a partir de ese momento la vida de Zucchi cambió por completo y jamás dejó de extrañar a su esposo ni busco el amor nuevamente.
Según ella misma, fue el único hombre al que amó, insistió en que su amor fue puro y que su pareja era buena, por ello no podía deshacerse del amor que sentía por él a pesar de que ya no estaba con vida el famoso y 10 años después, en 2020, ella también perdió la vida a causa del covid-19, algo que para su hija Itatí fue una coincidencia muy extraña pues parecía que sus padres de una u otra forma volvían a coincidir.