Mike Tyson ha conseguido importantes reconocimientos en el mundo deportivo, como en la década de los 80 cuando ganó dos veces el título mundial de los pesos pesados, además tiene el récord del boxeador más joven de la historia en conseguir el triunfo en esta categoría, pero estos logros se han visto manchados por escándalos que rodean toda su carrea y una de las más recordadas es cuando arrancó un pedazo de la oreja de su competidor en el ring.
El boxeador ya tenía varios títulos, pero no le importaba poner en juego su carrera por las drogas hasta que el 28 de junio de 1997 protagonizó uno de los escándalos más grandes de la historia del boxeo en el MGM de Las Vegas.
Se trató de una pelea de revancha organizada por el promotor Don King, quien llamó El sonido y la furia al duelo entre Mike Tyson y Evander Holyfield, haciendo referencia a la novela de William Faulkner que narra la crudeza de la vida contada por un discapacitado mental.
La pelea pretendía demostrar que Tyson, quien había perdido por knockout técnico anteriormente contra Holyfield, podía vencerlo y volver a ser el máximo campeón en la división de pesos pesados, pero todo salió mal debido a que el llamado Iron Man estaba drogado la noche que subió al cuadrilátero, así lo reconoció años después en entrevista con The Guardian.
Estaban en el tercer asalto, Tyson ya tenía severas lesiones en el rostro, una abertura en la ceja por un cabezazo de Holyfield y este no dejaba de acercarse a su contrincante, fue en este momento cuando Tyson aprovechó para morder la oreja izquierda de su contrincante y después de varias investigaciones se llegó a la conclusión de que dos centímetros de cartílago fueron arrancados.
Ese fue el principio de la decadencia de la carrera de Mike Tyson, pues además de que le costó la licencia, tuvo que enfrentarse a las autoridades por la acción y el pago de una multa de tres millones de dólares.
Después de 13 años, el famoso confesó que en ese momento estaba sumergido en el mundo de las drogas:
“Fueron las drogas. Solo pensaba en las drogas. Yo creía que era Dios, me sentía como Dios, pero lo hecho, hecho está. Yo no pensaba en el boxeo cuando lo mordí. No me preocupaba el boxeo. Está mal lo que hice, muy mal. Me volví loco”, dijo en la entrevista con el medio británico.
Este fue el mayor escándalo de su carrera, pero no fue el único, pues en 1991, el campeón del box fue a prisión y estuvo encerrado tres años, acusado de violación a la modelo Desirée Washington. En 1996 intentó recuperar sus títulos, pero no tuvo el mismo éxito que en su juventud hasta que en 2005 colgó los guantes: “No puedo seguir así, perdiendo contra boxeadores de esta categoría. Hace tiempo que solo peleo para pagar facturas”, declaró en aquel entonces.