Los ricos también lloran llegó a la televisión en 1979 y se convirtió en uno de los clásicos de Televisa, prueba de ello es que hasta la fecha sigue siendo relevante, incluso fue el parteaguas para la creación de otras producciones como María, la del barrio, pero sin duda, gran parte del éxito se le debe al reparto que estuvo integrando por Rogelio Guerra, Rocío Banquells y Verónica Castro, entre otros.
La producción de Los ricos también lloran se gestó luego de que Emilio Azcárraga le propuso a Valentín Pimstein producir una telenovela en Miami, esto debido a que ahí residía la escritora Inés Rodena y originalmente estaban enfocados en Perdí mi baby; sin embargo, por petición del fundador y presidente de Televisa los planes cambiaron y se pidió que el proyecto se desarrollara en México, además hubo un radical cambio de nombre e historia.
Fue así que se produjo Los ricos también lloran. Tuvo su estreno en el horario de las 18:00 horas, pero fue tanta la aceptación que de inmediato Televisa decidió pasarla al horario estelar; es decir, a las 21:00 horas.
En la telenovela, Verónica Castro interpretó a Mariana Villarreal, una joven que vive en Guanajuato con su padre Leonardo, un moribundo hacendado que se ha refugiado en la bebida desde la muerte de la mamá de su hija y el accidente que lo dejó paralítico.
Por los vicios de su padre, Mariana tiene una vida muy difícil, suele no prestarle atención a los modales e higiene personal, incluso luce desarrapada en varias ocasiones. Su padre se da cuenta de que está cerca de morir y decide dejar un testamento en el que le deja toda la fortuna, esto con la intención de que no le falte nada cuando él ya no esté.
El hombre muere y Mariana queda a merced de la esposa de su padre, quien se casó con él por interés, incluso ella fomentó su alcoholismo para deshacerse de él y con mentiras logra quedarse con la herencia, expulsar a Mariana sin darle nada.
Tras una serie de circunstancias, humillaciones y verdades que salieron a la luz, Mariana se transforma y aparece como una mujer refinada, educada, con lenguaje propio y elegante estilo. Aunque parece que la vida le sonríe, Mariana vuelve a tener complicaciones cuando Luis Alberto rechaza al hijo que espera y ella en un ataque de tristeza y enojo regala a su hijo a una vendedora de billetes de lotería.
En la historia, Mariana vuelve con Luis Alberto, se reencuentra con su hijo años más tarde, lo invita a vivir en su mansión.