José Eduardo Derbez, el hijo de Eugenio Derbez y Victoria Ruffo, nunca ha negado que tiene extravagantes gustos, de hecho en su casa tiene algunos objetos que podrían causar terror, como un ataúd que compró durante la pandemia de covid-19 y en el que ha confesado que duerme de vez en cuando, pero ahora en compañía de la actriz Ariadne Díaz demostró que es un objeto que realmente le gusta tener.
El hijo de Eugenio Derbez es muy amigo de Ariadne Díaz, con quien ha tenido la oportunidad de trabajar y ahora la invitó a su casa para que viera algunas de sus excentricidades como el féretro: “Yo no sé en qué momento terminé subiendo en un elevador junto a un ataúd”, expresó la famosa en sus historias de Instagram.
En otra de sus grabaciones se puede ver a actor abriendo el ataúd color negro con forro rojo mientras la actriz sorprendida grabó todo, pero no pudo evitar gritar al ver que su amigo estaba muy feliz y sin pensarlo se metió al féretro y lo cerró.
Posteriormente el actor posó con el ataúd abierto, pero con un cristal que está diseñado para que las personas puedan despedirse de sus seres queridos fallecidos y ante la sorpresa de Ariadne Díaz, otra de las acompañantes también se metió.
José Eduardo Derbez acepta que le gustan los objetos extravagantes
Este ataúd fue comprado por el actor en medio de la pandemia de covid-19 y en una plática en el programa Miembros al aire confesó que a veces hace compras innecesarias, pero siempre había querido tener un ataúd.
“Estaba echando trago con unos cuates y yo dije: ‘Yo siempre he querido tener un ataúd', porque yo siempre, dentro de mí, he tenido un lado gótico, entonces, se los platiqué a mis cuates jugando Poker, les dije: ‘¿Lo ven mal?’. Yo lo mandé a hacer a mi medida y de un color que yo quería, rojo por dentro, negro por fuera, plateado en las agarraderas”, dijo el actor.
José Eduardo Derbez confesó que su madre, Victoria Ruffo no sabe que tiene un ataúd en su casa, pero seguro se molestaría mucho al enterarse por las noticias, además reveló que el objeto no solo es decorativo, ya que también lo ha usado para dormir: “Un día, estaba con una amiga echando un trago, y entonces le dije: ‘Sabes qué, ¿se vería mal sí me duermo ahí?’, porque siempre consulto, siempre pregunto a mis amistades, agarré, puse almohaditas, lo cerré y me dormí, me eché como ocho horas”, comentó.
