Erik Rubín estuvo en ‘La Entrevista con Yordi Rosado’ y recordó el día en el que sufrió un secuestro exprés, que no pasó a mayores gracias a que los criminales eran fans de Timbiriche. En Revista Fama te damos todos los detalles del momento.
El todavía esposo de Andrea Legarreta recordó que junto a un amigo circulaba por las calles de El Pedregal, al sur de la Ciudad de México, cuando de pronto, tras pasar un tope, otro automóvil se les cerró y con violencia les pidió que se pasaran para la parte de atrás del auto.
Erik Rubín, quien en ese entonces se encontraba en un punto importante de su carrera debido a la popularidad de Timbiriche, fue reconocido por los criminales, quienes aceptaron que si hubieran sabido que era él, no le hubieran hecho nada.
“Nos fuimos para atrás y ahí interrogándonos y todo; pero, igual, me reconocieron estos cuates. Todavía me dijo 'no, de haber sabido que eras tú, la verdad ni te hacemos nada... a ver, tu reloj'", cuenta el productor, quien en ese momento llevaba una pieza de la marca Swatch.
Erik Rubín reconoció que no se los llevaron mucho tiempo, pero los trajeron dando vueltas sin sentido al interior de la camioneta mientras los interrogaban, hasta que se dieron cuenta de que se trataba de él: “Ya después se portaron buena onda, eran fans”, menciona .
El papá de Mía y Nina reconoció que en ese momento él no pasaba por una buena situación financiera, por lo cual no llevaba tarjetas de crédito, ni otros artículos de los que lo pudieran despojar, incluso al finalizar el secuestro exprés, los hombres le dejaron quedarse con su auto.
“En esa época yo andaba rotísimo, ni a tarjetas llegaba, como que nos vieron y se alivianaron. Sí me asusté, te asustas muy cañón, pero ves que se alivianan, incluso nos dijeron: ‘A ver, les vamos a dejar el coche’. Nos dejaron todo, nada más nos dijeron: ‘cuídense’ y no sé qué”, recordó el cantante.
Los delincuentes les dijeron que les dejarían el auto y finalmente los liberarían; sin embargo, les pidieron que se quedaran ahí durante 40 minutos porque si no los matarían “esa dualidad”, finalizó Rubín.