El Chavo del 8, la serie creada y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños, llegó a la televisión en febrero de 1973 y se convirtió en todo un fenómeno no sólo en México, sino a nivel internacional, pues las cómicas aventuras que vivían los personajes cautivaron a público de todo el mundo, por lo que fue traducida a más de 50 idiomas y aunque en cierto punto los protagonistas dejaron de filmar nuevos episodios hubo retransmisiones continúas hasta agosto de este año cuando dejó de emitirse en todo el mundo.
La popularidad de esta producción ha hecho que seguidores busquen explicaciones a varias situaciones que se podían ver en la vecindad de El Chavo y es así como en redes sociales surgió una extraña teoría que afirma que el programa no tenía humor blanco como muchos lo han calificado, sino que había un significado oculto en la historia, por ejemplo, desde hace tiempo aseguran que los personajes en realidad representan a los pecados.
El Chavo del ocho
De acuerdo con los internautas, este personaje siempre tenía hambre, por lo que se trata de un “alma” que está pagando el pecado de la gula, además aseguran que la famosa torta de jamón que siempre anhelaba tener es una muestra de rebeldía contra unas de las reglas religiosas que prohibían el consumo de carne de cerdo.
Las teorías sobre El Chavo del 8 se contraponen a lo que Roberto Goméz Bolaños decía, pues en muchas ocasiones describió al protagonista como una persona muy optimista y buena.
“El chavo carecía de todo de desayuno, comida, ropa, pero apenas le proponían algo se emocionaba y no podía ni hablar de la emoción, pero era emoción optimista y yo quería que la gente fuera optimista”, dijo en una entrevista para Televisa.
Don Ramón
Según la teoría, el padre de la chilindrina representaba a la pereza, pues era un hombre que se la pasaba evadiendo sus responsabilidades, no le importaba deber 14 meses de renta y hacía todo lo posible por no encontrar trabajo.
La Chilindrina
La amiga de El Chavo del 8 tenía un carácter explosivo, por lo que fue relacionada con la ira, pues en varias ocasiones se le vio arruinando el juego de sus compañeros o haciendo berrinches al no lograr lo que quería en ese momento.
El señor Barriga
La hipótesis señala al personaje como la codicia, pues siempre acude a pedir las rentas de una forma hostil y sin importarle nada más que no sea recibir su pago.
Quico
El hijo de doña Florinda era el personaje que podía cumplir todos sus caprichos, podría tener cualquier juguete o dulce que quisiera y aún así no dejaba de codiciar lo que otros tenían, por lo que fue vinculado con la soberbia y la envidia.
Doña Florinda y el profesor Jirafales
Aunque nunca se confirmó, muchos televidentes especulaban que los personajes tenían una relación y que en realidad no entraban a la casa de doña Florida por una taza de café, por lo que hacían referencia a la lujuria.
Doña Cleotilde o 'La bruja del 71'
Este personaje fue relacionado con la brujería, las tradiciones paganas y el culto al demonio y los usuarios de redes sociales aseguran que es evidente debido a que la mujer tenía un gato llamado Satanás, además en varios episodios mencionaba un perro que nunca se vio ante las cámaras, lo que supuestamente representaba a un demonio, además en un episodio, la mujer convoca a una reunión espiritista para comunicarse con espíritus chocarreros.
¿Qué decía Roberto Gómez Bolaños?
El creador de la serie murió antes de que tomaran fuerza estas teorías de internet; sin embargo, en muchas ocasiones aseguró que El Chavo del 8 fue nombrado así únicamente porque era su número favorito y no tenía nada que ver con otras connotaciones que se le dio, además reiteró en muchas ocasiones que sus personajes eran producto de su imaginación y su intención nunca fue enviar mensajes negativos al público.
“Me propuse siempre no hacer daño al público, sabía que tenía, y todos los que estamos en televisión, un arma poderosísima, así como lo tienen los escritores de radio, televisión, de cine, de teatro, de periódicos, una responsabilidad enorme, pero la televisión era muy directa, pero procuré nunca hacer nada que hiciera daño o perjudicara. Fallé seguramente muchas veces, pero nunca voluntariamente”, expresó.